Un hombre metió un AirTag en sus zapatillas y las donó a la Cruz Roja. Y entonces descubrió cosas extrañas
No importa la ciudad. Ni el país. Ni la época del año. En Europa es difícil visitar una localidad mínimamente grande y no encontrarse al menos un puñado de contenedores para la donación de ropa, sobre todo en puntos concurridos, como áreas comerciales, urbanizaciones o los alrededores de iglesias. La idea es ponérselo fácil a la gente que quiere dar una segunda vida solidaria a esos pantalones, esa camisa, ese vestido o esos zapatos que ya no nos sirven, pero… ¿Qué ocurre con todas esas prend…