
Una bomba de relojería amenaza la alianza más poderosa de la tecnología: la cláusula AGI de Microsoft y OpenAI
Microsoft está perdiendo su ventaja en IA ante su propio socio. OpenAI, la empresa que recibió 13.750 millones de dólares de inversión, negocia ahora desde una posición de fuerza para debilitar la relación más lucrativa del sector tecnológico.
La de un matrimonio de conveniencia en el que ambas partes tienen cada vez más recelos de la otra.
Por qué es importante. Una cláusula enterrada en el contrato entre ambas empresas podría dinamitar la alianza. Si OpenAI declara haber alcanzado la Inteligencia Artificial General (AGI), Microsoft perdería acceso a todos los modelos futuros. Quedaría así anclado en tecnología obsoleta mientras su socio conquistaría el mercado con herramientas superiores.
La panorámica. Lo que comenzó como un matrimonio de conveniencia se ha convertido en una batalla por el control:
Microsoft necesita la tecnología de OpenAI para competir con Google y Amazon.
OpenAI necesita los servidores de Microsoft para entrenar sus modelos.
Pero cada empresa busca ahora reducir su dependencia mutua mientras renegocia una relación valorada en cientos de miles de millones.
En detalle. La cláusula AGI funciona como una bomba de relojería en tres partes.
Primero, el consejo de OpenAI puede declarar unilateralmente que ha alcanzado la AGI.
Segundo, existe un umbral económico: si OpenAI demuestra que sus modelos pueden generar más de 100.000 millones en beneficios, puede cortar el acceso a Microsoft.
Tercero, Microsoft tiene prohibido desarrollar AGI por su cuenta hasta 2030.
Cuando se firmó el acuerdo, Microsoft pensaba que la AGI tardaría décadas en llegar. Sam Altman, CEO de OpenAI, ha ido acortando los plazos.
Suena como si Altman estuviese moviendo la portería para tildar de AGI a un simple modelo mejor para poder librarse de Microsoft.
Qué ha ocurrido. Los problemas empezaron en noviembre de 2023, cuando el consejo de OpenAI despidió a Altman sin avisar a Microsoft. Aunque lo repusieron días después, Microsoft perdió la confianza en su socio.
En marzo de 2024, Microsoft contrató a Mustafa Suleyman, fundador de DeepMind, para liderar su división de IA interna. OpenAI respondió diversificando sus proveedores cloud con acuerdos con Oracle y Google.
Las cifras. OpenAI dobló sus ingresos anuales, de 5.500 millones a 10.000 millones de dólares, en 2024. Este año ya va por 12.000 millones. Pero la empresa sigue perdiendo dinero: en 2024 registró pérdidas de casi 5.000 millones. Microsoft, por su parte, genera 75.000 millones anuales con Azure, y una parte importante proviene de OpenAI.
El contexto. OpenAI quiere reestructurar su modelo de negocio para eliminar los topes a los beneficios y permitir que inversores y empleados tengan participaciones directas.
Microsoft debe aprobar este cambio, lo que le otorga poder de negociación para revisar toda la relación.
Entre bambalinas. Las tensiones han escalado más allá de los aspectos financieros.
Algunos investigadores senior de OpenAI se resisten a entregar sus desarrollos a Microsoft, pese a los derechos contractuales de la empresa hasta 2030.
OpenAI ha empezado a ofrecer sus servicios directamente a clientes empresariales, cortocircuitando a Microsoft como intermediario.
Sí, pero. Ambas empresas siguen profundamente interconectadas.
Microsoft ha construido todo su ecosistema de IA (Copilot, Azure OpenAI Service) alrededor de la tecnología de OpenAI.
ChatGPT tiene 900 millones de descargas frente a los 100 millones de Copilot, convirtiendo a OpenAI en el ganador real del mercado de consumo. Por goleada.
Y ahora qué. Las negociaciones avanzan hacia un acuerdo que podría completarse para finales de verano.
Microsoft busca mantener el acceso a la tecnología de OpenAI incluso después de la AGI y obtener una participación del 30-35% en la empresa reestructurada.
OpenAI quiere libertad para elegir proveedores cloud y ofrecer servicios a través de AWS y Google Cloud.
Punto de inflexión. Si no consiguen un acuerdo, Microsoft podría quedarse con el contrato actual hasta 2030, pero correría el riesgo de perder acceso a los avances más importantes en IA. OpenAI, por su parte, necesita el visto bueno de Microsoft para completar su reestructuración y acceder a 40.000 millones en nueva financiación.
La gran pregunta es si puede sobrevivir una de las alianzas más poderosas de la tecnología cuando ambos socios se han convertido en rivales.
La respuesta servirá para saber también quién controlará buena parte del futuro de la IA.
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Una bomba de relojería amenaza la alianza más poderosa de la tecnología: la cláusula AGI de Microsoft y OpenAI
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por
Javier Lacort
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