La patata o el tomate. Acabamos de responder a una pregunta más intrigante que la de si fue antes el huevo o la gallina

La patata o el tomate. Acabamos de responder a una pregunta más intrigante que la de si fue antes el huevo o la gallina

Para quienes no somos expertos en historia gastronómica, resulta difícil hacerse a la idea de cómo sería la cocina medieval europea. Hoy por hoy estos dos vegetales son dos de las piedras angulares de la cocina, estemos en Andalucía o en Helsinki, pero hubo un tiempo en el que los europeos no sabían siquiera de su existencia. Pero la historia de estos dos alimentos va mucho más atrás en el tiempo, a una era anterior incluso a la aparición del ser humano.

El origen de la patata. Ahora, un estudio genético ha conseguido mostrarnos el grado de parentesco entre las plantas que nos dan la patata (Solanum tuberosum) y el tomate (Solanum lycopersicum). El estudio ha señalado que la aparición de la patata se debió al cruce natural entre la tomatera y otra planta denominada Etuberosum.

El análisis ha situado en el tiempo la aparición este cruce: habría ocurrido hace unos nueve millones de años. En lo que respecta al lugar de origen de esta planta el estudio no ha dado ninguna sorpresa ya que esta cruce habría ocurrido en Sudamérica, primer continente donde la patata se convirtió en un cultivo clave.

“Nuestros hallazgos muestran cómo un evento de hibridación entre especies puede detonar la evolución de nuevos rasgos, permitiendo que emerjan aún más especies”, señalaba en una nota de prensa Sanwen Huang, miembro del equipo responsable del estudio. “Al fin hemos resuelto el misterio de dónde proceden las patatas”.

Solanum. El nombre de ambas especies de plantas nos da ya una pista: el cercano parentesco ente estas plantas no se había escapado aún a los expertos que habían clasificado a ambas especies en el género Solanum, el “género tipo” de la familia de las solanáceas (Solanaceae), familia que incluye otras verduras como berenjenas y pimientos, a la par que plantas como la petunia y la datura.

Sin embargo había algo que no terminaba de encajar dentro de esta extensa familia y que llevaba tiempo intrigando a los expertos. Estaba en el parecido entre la planta de la patata y una tercera especie de solanácea del mismo género que las anteriores, Solanum etuberosum. Estas plantas se asemejan en apariencia a la planta de la patata, sin embargo no producen tubérculos en sus raíces, hecho que despistaba a quienes estudiaban esta familia.

Sorpresa en la familia. El nuevo análisis genético explica que la diferencia entre estas plantas radica en el hecho de que, pese a que la planta de la patata es más similar morfológicamente a Etuberosum, es con la planta de tomate que el popular tubérculo está emparentado de manera más próxima.

506 genomas. En su estudio, el equipo analizó 450 genomas extraídos de patatas cultivadas y 56 genomas de especies salvajes de patata. Según destaca el equipo, esta última parte supuso un importante reto debido a la dificultad de obtener muestras de las variantes salvajes de estas plantas.

Los detalles del estudio fueron publicados en un artículo en la revista Cell.

Más que un árbol genealógico. El equipo analizó también algunos genes clave para la formación de los tubérculos en estas plantas, resultado de la combinación de material genético procedente de ambas especies precursoras. Constataron por ejemplo la labor del gen SP6A, el cual actúa como un “interruptor” que indica cuándo comenzar a desarrollar estas estructuras y que procede de las plantas de tomate. También indagaron en el gen IT1, responsable en larte del crecimiento de estos tubérculos, procedente del lado de la planta Etuberosum.

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Imagen | Shalev Cohen / Rodrigo dos Reis


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La patata o el tomate. Acabamos de responder a una pregunta más intrigante que la de si fue antes el huevo o la gallina

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por
Pablo Martínez-Juarez

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